¿Es un lugar en el que los santuarios sintoístas
hacen reverencias se inclinan ante la oscuridad,
y los antiguos templos se extienden entre valles y cimas,
o un lugar en el que agrietadas estructuras
de hormigón crecen como enormes hongos,
mientras la basura de poliéster sopla en la brisa?
¿Qué Kioto es más real?
¿El de los autobuses llenos de turistas cámara en mano,
deteniéndose en los puntos clave,
pensando "Esto es Japón"?
¿o la que tiene la gente sin hogar que tiembla por la noche,
esperando que sus jarras de vino de arroz
les den la fuerza para trascender el sufrimiento por un tiempo?