Gracias a nuestros docentes,
el statu quo sobrevive.
Gracias a su legado,
la "habilidad" es definida
como un conjunto de mentiras sancionadas socialmente.
Gracias a nuestros docentes,
la memorización es recompensada
y la creatividad despreciada.
Debido a ellos,
aprendemos a centrarnos en el "qué" y el "cuándo"
en vez de en el "cómo" o en el "por qué".
Gracias a ellos,
la tecnología es adorada,
ya que vivimos vidas huecas, vidas consumistas.
Sí, gracias a nuestros docentes
nos convertimos gradualmente
en lo que despreciamos.