¿Es de un solo color,
o cambia de tonalidad con lo que vives?
El mío se pone rojo intenso cuando alguien me hace sonreír,
y ámbar cuando me pierdo en mis ideas.
Se siente verde cuando estoy rodeado
de árboles y aire fresco,
pero se tiñe de azul oscuro
cuando algo me duele de verdad.
A veces se pone negro, como carbón,
al ver que los sueños se desmoronan,
y otras, blanco puro,
en esos ratos de paz absoluta.
Raúl:
(riendo) ¡Qué chorrada!
Maya:
Tal vez, pero ¿qué mal puede hacer una ficción inocente?
José:
(masticando una aceituna) Entonces, ¿qué quieres decir?
Maya:
Que quizás deberíamos disfrutar de la vida del mismo modo en que leemos un buen libro.
Una historia puede ser maravillosa y fascinante, incluso si, aunque al final,
no es más que una simple ficción. Hay tan poco que realmente entendemos, así que inventamos ficciones.