¡Corred! ¡Corred! ¡Corred!
Ah, ¿dónde está la diversión?
El motor debe mantenerse en marcha,
el silencio anuncia que la fiesta ha terminado.
Moviéndose sin reflexión alguna y
corriendo frenéticamente de un lado a otro,
Qué tentador es pensar
que el mundo entero se hará añicos
como si nuestra minúscula misión
es lo único que importara.
Bien, ¿que pasariá si no hicieramos nada y
simplemente estacionamos por un rato?
Eso es cierto –
saca las llaves del maldito encendido y
termina tu obsesión con la velocidad.
Permite al motor enfriarse y
limpia tus parabrisas.
Desconectate de vez en cuando y
observa lo invisible.
¿Es tu objetivo que correr tan rápido como sea posible?
¿o ser más consciente de lo que ocurre y
sentirte vivo?