A través de las máquinas de «pinball» girantes
y los alfares horneando arcilla para bizen-yaki,
Japón habla.
A través de hediondas tuberías de diésel
y fétidas tintes de chips informáticos,
Japón grita.
A través de los trastabillantes gigantes de sumo,
y los comentarios silenciosos de los clientes de Sumitomo,
Japón duerme.
Para descubrir Japón desecha las nociones de belleza o monstruosidad,
y, en el centro de una hoja de cerezo descolorida, date cuenta
de que, en este mundo, todas las cosas son breves.