Horrores mutantes:
un poema dedicado a Bruce Boston
¿Serán nuestros futuros herederos mutantes machos,
perpetrando horrores postatómicos hagan parecer
a Hiroshima algo pintoresco?
O se convertirían en roedores (ratas) tecnológicos usureros,
corriendo por las redes de información todas las horas del día y la noche?
¿Qué clase de infierno estamos creando a través
de nuestro ilícito amor por las máquinas?
¿Convertiremos nuestros corazones en macropronósticos
de mercado microgestionados con antojos preprogramados?
¿Cuántos ya no escuchan a sus propia alma,
solo el ruido monótono de las bestias tecnológicas?
¿Cuántos ya no ven la naturaleza,
solo formas computerizadas de horror
e innumerables ristras booleanas?
¿Recuperaremos alguna vez nuestra programación original?