Los poemas crecen como los árboles
de la savia creativa de la inconsciencia
brotan montones de semillas
Depositándose sobre la inerte superficie de nuestras vidas,
la mayoría pierde su vigor embriagador
y se entran en latencia o mueren.
Pero a veces ocurren milagros:
las palabras se vuelven mágicas
y brotan ideas de la imaginación
como flores en primavera.
En esos momentos
la pluma se mueve con una velocidad asombrosa
y los pensamientos brotan desde el inconsciente
como fuegos artificiales en el papel
cuyas débiles brasas leemos.