Arriba en las copas de los árboles
de la llanura de Serengueti,
donde el sol abrasa la tierra,
los lagartos descansan en la arcadia corteza,
esperando a que los insectos pasen.
No lejos de allí,
las jirafas rumian flores de baobab
mientras se mueven a través de verdes llanuras.
Mientras se menean sus colas
oigo un débil silbido
y la sabana estalla en mis fosas nasales