Algunas reflexiones sobre el sesgo en los procesos de admisión escolar
Hay aquí un juego habitual
que parece que nunca cambia:
marcar los casilleros correctos
en un examen de elección múltiple,
y si tu puntaje total
está entre los diez primeros,
felicidades, ¡has sido aceptado!
¡Yupi!, ¡tú ganas!
De lo contrario,
págate tus buenas cuotas que te den
un lujoso diploma
O mejor aún,
¡hazte tu propio título
con un programa de autoedición!
¿Por qué intentamos medir
el aprendizaje por publicaciones
o títulos académicos?
¿Se puede medir el conocimiento profundo
por medio de simples númeroooos?